COMIENZOS LECTORES

Esta entrada va a versar sobre mis principios lectores, fase que considero muy importante en la vida de todos los amantes a la lectura. Supongo que hay miles de formas de iniciarse a la lectura y caminos que se pueden seguir. No voy a refererime a los primeros inicios rudimentarios del colegio, donde aprendí a leer con muchas lectuas cortas en libros que conpilaban historias y de los que ya no me acuerdo del título. Si recuerdo haber leído títulos de colecciones de Ala delta, Barco de Vapor...  Editoriales especializadas en infantil/juvenil o como las llamaba yo, las editoriales del verano: Edebé, Alfaguara, Santillana, Edelvives, Sm, Anaya... o al menos que yo recuerde.

El primer libro completo que yo recuerde que me pude haber leído es "Memorias dun neno labrego" ("Memorias de un niño labriego") de Xosé Neira Vilas. Era un libro pequeñito que había que leer para el colegio, recuerdo que era en cuarto de E.G.B y a pesar de todo me gustó. No me acuerdo de mucho, el libro seguía las peripecias de un pequeño niño de nombre Balbino en ese ambiente de campo. Al menos guardo un buen recuerdo. Cuando miro a la estantería, lo veo con otros ojos, de forma entrañable. Además, de pequeños teníamos la manía de forrar los libros de texto con papel para que se conservasen mejor o para que pudieran reciclar nuestros hermanos pequeños. Pues bien, yo quería conservar el libro de Balbino y lo forré, el problema es que no tenía otro papel para forrar que el de los looney tunes, y para más desgracia, en aquel momento no se me ocurrió mejor idea de bombero que añadirle una pegatina de Picoro de Dragon ball.

Pese al buen recuerdo del primer libro leído y después de algunos libros más, la obra que lo cambió todo para mí, fue La isla del tesoro de Robert Louis Stevenson. Esa sensación de adentrarse en un mundo para quedarse en él, en sus personajes, de vivir envuelto en una aventura más que de estar leyendo unas páginas es lo que me cambió el chip. A partir de ahí podría leer otras cosas más malas o más buenas, porque en busca de esa sensación no me iba a detener una mala lectura.

Es verdad que Stevenson me enganchó a los clásicos de aventuras y yo tenía 12 años, hoy pensamos que cada edad tiene un tarjet, pero a mi me gustaban las novelas de aventuras, lo mismo que a mi abuelo le gustaban las historias de vaqueros y lo acompañaba a intercambiar su novela de estefanía a la librería.

Hoy hay muchas más posibilidades para lecturas de esta edad, pero perdonadme que yo dea gracias porque antes no había tanta oferta. Sé que esta opinión no es muy politicamente correcta, pero yo descubrí la lectura por gusto con estas novelas.

Después de La isla del tesoro, le siguió La llamada de lo salvaje, el mago de Oz, la máquina del tiempo, El extraño caso del dr. Jekill y Mr. Hyde, El libro de la selva, El prisionero de Zenda, La vueta al mundo en 80 días...

Años más adelante seguí con novelas de intriga, con personajes como Sherlock Holmes de Arthur Conan Doyle, Los diez negritos y Orient Espress de Aghata Christie. Después continué con clásicos universales de todo tipo, no tenían que ser de aventuras. Podía leerme un Conde de Montecristo a Cumbres borrascosas o de un Frankenstein de Mary Sheley a El príncipe de Maquiavelo o desde El diario de Anna Frank a 1984 de George Orwell.

Interrelacionado con esto, mi afición al teatro hizo que leyera muchas obras. Independientemente del gusto, siempre habrá alguna obra que sea perfecta para tí, o al menos un clásico universal que todo el mundo te recomiende. ¿Cuál es la razón para recomendar teatro como rutina de lectura? Muy sencillo, se lee rápido y además permite coger hábito de pasar de obra a obra, de libro a libro y cuando te das cuenta, has leído 50.000 páginas sin proponertelo y has creado una necesidad de tener algo con qué entretenerte. También recomiendo el teatro para parones lectores o épocas en las que estamos más espesos.

Otra de las pasiones son los comics.  No puedo recordar cuál fue el primer comic que he leído, sé que era comic europeo y sé que era sobre western, o al menos eso supongo, por el tamaño y la temática. Por aquel entonces me interesaba la historia, no me fijaba en los autores ni los títulos. Yo era de Mortaldelo y Filemón, Zipi y Zape, Asterix y Lucky luke. Nunca me calleron bien los Pitufos ni Tin Tin, que conste que con estos últimos lo he intentado. Digo lo del comic, porque siempre me ha gustado y lo encuentro un complemento perfecto de lectura. Combina lo que a mi me gusttaba de las historias de aventuras y es muy visual y con ritmo. No todos los comics tienen porque ser sesudos como Watchmen, V de vendetta, La casta de los metavarones... a mi me gustan las historias pasotas, válvulas de escape etc...

Lo que leo es mucho manga, porque es lo que llamo yo, comic de bolsillo. Lo puedes leeer en cualquier parte porque es muy portable y lo puedes leer en muchos viajes. Muchos y muchas de mi generación somos hijos de Dragon ball, Dr. Slump, Slam dunk, Lupen III, Saint Seya... Pero también disfruto ahora de A silent voice, Orange, Rainbow...

En la actualidad lo que más leo en libros es narrativa. En comic The Phantom, una edición de Dolmen que recopila las historietas de los años 60 del primer superhéroe y en manga estoy leyendo Rainbow de Kakizaki.

No os aburro más, esta entrada está pensada sólo para contar los comienzos de mi persona lectora y un hilo fino de como he avanzado en este camino. Ha sido hecho todo de manera muy esquemática. Por si os puede interesar, sorprender o contrastar con vuestra propia historia lectora. Eso es todo. Saludos.