CHERNOBYL

HBO ataca de nuevo, y la verdad es que el producto les ha quedado redondo. Muchos de los fans de Juego de tronos, entre los que me incluyo, estábamos languideciendo con el final de poniente, que ciertamente, al menos en mi caso, me ha dejado tíbio. Necesitábamos una inyección de buena serie que nos hiciese pasar el trance de mejor forma. Esta serie es Chernobyl.

Pasamos de la fantasía, espada y brujería a la cruda realidad. Chernobyl no es perfecta, pero hace un gran esfuerzo por ser fiel al incidente de la planta nuclear, haciendo una puesta en escena portentosa de todos los detalles con mucha verosimilitud. Tanto los uniformes, como la sala de control de la central nuclear, tanto por el casting y los extras, los edificios, el parque famoso con el columpio que todos recordamos de las imágenes de television, las urbanizaciones cercanas a la planta. La verdad es que en este apartado se han superado.

El gobierno ruso, pese a no aprobar la serie de HBO, tampoco explica ni desmiente los contenidos ahí vertidos. Parece que el gobierno ruso también está decidido a hacer su propia versión cinematográfica. Aluden a que la serie es una herramienta de adoctrinamiento diseñada para sepultar al antiguo régimen soviético. La verdad, en estos temas no me voy a meter. No se si la serie era necesaria en estos términos de denuncia, lo que sí sé es que tiene una calidad innegable.

El poso que te deja es agridulce, pues no diluye su dureza, y al mismo tiempo, la veracidad de sus escenas te dejan caer el peso terrible de la responsabilidad de aquellas personas y del terror que han tenido que vivir otras muchas. Es un drama humano con letras mayúsculas. Me recuerda a la sensación que me dejaron los testimonios de los supervivientes de Chernóbil que Svetlana Alexiévich recapituló para su libro y que le valieron el premio nobel de literatura. Imaginad lo tremendo que sería y cómo te deja la piel que ganó el premio nobel con un trabajo periodístico.

El guionista y creador, Craig Mazin, dota a este texto de esas sensaciones, de ese poso trágico. A menudo construye un contraste pasando las consecuencias delante de los protagonistas. Cámaras lentas de niños o colegiales paseando por las calles, el abandono de animales, la negligencia de tratamientos para las heridas con leche. Los protagonistas, ciéntificos saben la verdad, pero a veces, la verdad es más dura. Y se hace más dura cuando en realidad, tienes que decir a las personas que están condenadas de antemano.

El ambiente que se construye es claustrofóbico, pero muy bien conseguido. Yo no veía algo igual desde la película de "Das Boot", de Wolfgang Petersen, en la que la mayoría de la película, los protagonistas permanecían confinados en un submaríno aguantando lo indecible para sobrevivir. Parece que ahora AMC también ha producido  en serie "Das Boot".

En este sentido, los actores hacen un trabajo genial. Todo el elenco roza un gran nivel. Parece que al principio nos cuesta creer las decisiones que se toman en la misma planta nuclear, ya que era imposible como se afirma a lo largo de la serie, que el núcleo del reactor explotase, con lo cual, negaban la verdad hasta tal punto que parece demencial Pero nosotros como espectadores y habitantes del futuro sabemos lo que pasó y no podemos juzgar lo que en aquel entonces parecía imposible.

El juego absurdo de negar la realidad es el lev motiv de la serie. Encadenar una serie de catastróficos errores, por no evaluar en su justa medida los daños cuando se produjeron. Los pobres bomberos fueron a extinguir el fuego no siendo conscientes de dónde se estaban metiendo, la sola presencia allí, significaría la muerte. El cerrar la zona para que nadie se fuese, la desinformación, la negación de la catástrofe al país y a la comunidad internacional... Pese que seguramente, nosotros como espectadores condenamos esa forma de actuar, sospecho que no es diferente a la que puedan adoptar en otros sítios. Sí, podemos llamarlo torpeza o incluso malintencionados, pero yo aún recuerdo en España unos famosos e insignificantes "hilillos" de fuel a muchos kilómetros de la costa, que medio país ha tenido que ir a Galicia para ayudar en su limpieza (Nunca máis). Por tanto, no estamos tan lejos unos de otros, esa es también la espeluznante verdad. La estupidez humana en situaciones límite, a veces impera más que el sentido común.

En el medio de toda esta tragedia está nuestro trío protagonista, Stellan Scarsgard, Jared Harris y Emily Watson que hacen un trabajo portentoso. Por medio de Scarsgard vamos conociendo poco a poco la magnitud de la tragedia en su cara. Su discurso no se despega do lo que tendría que hacer o decir un miembro del politburó comunista. Y se ve cómo a medida que la serie avanza, no abandona esa actitud burocrática de contar lo necesario, incluso a veces, adaptándola a lo que se desea oir, pero podemos ver que en su expresión navegan un mundo de interrogantes, dudas, decepciones, impotencia, incluso la consciencia de todo lo que pasa en su entorno. Me parece brillante esa actuación, que pese a saber las reglas del juego en que se mete, no es capaz de soportarlo y se revela en su interior.

El papel de Harris y Watson como científicos es encomiable, tanto por su búsqueda de la verdad con todos los medios posibles que tienen a su alcance, incluso a veces a riesgo de su persona, y por llenar la pantalla de dignidad frente a tanta estulticia. De alguna forma son nuestros héroes, aunque alcancen pírricas victorias frente a la catástrofe. Se manifiesta en ellos una suerte de guía moral, tan sólo porque son los únicos que en dichas circunstancias luchan contra la desinformación en la que se hace referencia al principio del drama. Incluso después del desastre, las víctimas tenían derecho a saber la verdad, y los políticos han enmarañado todo de tal forma con mentiras que sacar la verdad a la luz parece imposible, por eso ese acto heroico de Harris hasta en su último momento.

En el caso de Watson, consciente de la catástrofe desde el primer momento, en contraposición con Harris, ella va decididamente a Chernóbil para esclarecer la verdad. El denominador de su comportamiento, creo que es el compromiso.

En realidad, el personaje de Watson nunca existió, fue creado para la ficción. Representa a los miles de científicos que ayudaron a Legasov en la catástrofe nuclear. Por un lado le da aliento a Harris y por otro cumple con esa faceta de la conciencia, del deber y del honor a la verdad. Su interpretación es buena, comedida pese a las circunstancias. Sabe que es una mujer en el régimen soviético y el lugar que ocupa, pero no por ello deja de desprender fuerza.

No cuento más porque seguro que sale algún spoiler, y de verdad pienso que la serie es tan buena que no puedo arruinarle el visionado a nadie.

Por último reseñar que el creador de la ficción, Craig Mazin, ha pedido por favor a los fans que no se hagan fotos en Chernóbil, o al menos no las publiquen en redes por respeto a la tragedia humana alli ocurrida. En eso estoy con él.

Por mí nada más, si quieres compartir algo tienes oportunidad en los comentarios. Os dejo con una foto actual de Chernóbil 30 años después del desastre.