EL JARDÍN DE LAS DELICIAS O LA IMPOIBILIDAD DEL PARAÍSO

Hoy quiero hablar de paraísos perdidos, o leyendas que han inspirado nuestro ánimo a lo largo de la historia con el fin de dar sentido a los problemas cotidianos, a las frustraciones y a las ansias de vivir una existencia idílica. Para ello me voy a valer de la tabla al óleo de El Bosco, El jardín de las delicias.

En esta sección de pintura o cuadros que me han inspirado, lo que hago es una reflexión de lo que me ha aportado, no trato de hacer un estudio pormenorizado de la obra, tampoco soy un experto. Esto lo digo, porque para mi reflexión sobre esta obra debo remarcar muchos elementos debido a su profusión y también voy a extraer ideas de los pasajes bíblicos en los que está inspirada.

Para empezar a describir la obra, debemos decir que es un retablo de 220 x 389 cm cuando está abierto, desplegado. Está pintado al óleo en su parte exterior como interna.

 

La parte externa, que es menos conocida, representa al mundo en una esfera transparente, de apariencia frágil con una concepción terraplanista y rellena de agua. No se observan animales, con lo que debe representar el tercer día de la creación. En mi opinión, representa la creación intacta, donde no existe aún otra voluntad que la de Dios creador.

En la parte superior derecha está la imagen de Dios con un libro, posiblemente la Biblia, pues las frases que aparecen en latín, tienen que ver con el carácter preformativo de la Palabra de Dios.

"Ipse dixit et facta sunt" / "Ipse mandavit et creata sunt" ("Él lo dijo y todo fue hecho" / "lo mandó y todo fue creado")

Por la parte interna, el retablo se divide en tres escenas, de izquierda a derecha podemos ver el Paraíso, la segunda escena es el jardín de las delicias que da nombre al cuadro y la tercera escena representa el infierno. Por tanto de izquierda a derecha se puede ver la construcción de un relato, que podríamos acuñar la historia del pecado.

Esta sería una lectura primera y superficial, pero a mí tampoco me interesa ver la vertiente moralista de la obra, aunque la tenga. No pretendo dar la impresión de querer introduciros en una burda y pobre visión catequética de la pintura. Lo que deseo es hacerme preguntas mientras las comparto con vosotros.

En primer término tenemos el paraíso, quizás, la parte más importante para mi reflexión. En él podemos ver como Dios presenta a Eva y Adán. La creación estaba completa en su estado inicial. Mi reflexión avanza paralela a este tiempo, pues en la misma representación de ese paraíso que hace este óleo a la tabla, me interesa ver cómo se representa el mal. No hace falta irse a los otras partes para verlo. Si nos fijamos, hay dos árboles, el de la vida y el de la ciencia. Curiosamente, el de la vida, que está situado al lado de Adán, es un drago canario y es por ende, distinto a todos los demás que conforman ese jardín. Hay otro más arriba a la derecha, que es el árbol de la ciencia del que está enrrollada una serpiente.

La serpiente representa la tentación, y por extensión, la existencia del mal en el comienzo de la creación. En la biblia, el pasaje de la tentación (Gn 3, 1-16) no se detiene a averiguar el origen del mal ni su razón de ser, simplemente convive como realidad al lado de la creación. De hecho, remarca el carácter de criatura creada por Dios de la serpiente. De tal manera, podemos pensar que el mal ni siquiera está inserto en la creación, sino más bien, convive, es parte de ella desde su génesis.

Por otra parte, podemos observar cómo un poco más arriba de la jirafa, hay un león devorando a una gacela. Otra manifestación del mal, el sufrimiento, la agresividad, la muerte.

El mundo aun procediendo de Dios es creatura, por tanto imperfecto. Está sujeto al devenir, en consecuencia, por su desarrollo está expuesto al desgaste, a la degradación, a apartarse de su concepción original.

¿Podríamos achacar a Dios que permitiera el desarrollo del mal en el libre albedrío de la humanidad? Pues no lo sé. Los progenitores crean a sus hijos con todo el amor que les es posible, luego de la niñez, la descendencia se hace adolescente (ser adolescente no es malo, pero es una edad complicada. Adolescente es el que adolece de algo) La humanidad desde el paraíso viene adoleciendo la plenitud alli imaginada. Cada persona, a su modo, anhela ese estado primigenio de la creación, aquel instante suspendido en el tiempo y en el espacio en el que todo era armonía.

Para mí, en la interpretación particular que hago del cuadro, el autor representó la creación con motivos bíblicos sin las posteriores connotaciones paradisiacas.

Por ahora me quedo con esto de la primera parte de la obra y continuamos con el jardín de las delicias.

De pronto, observamos una escena más bizarra, más recargada. La creación aumenta y se hace mayor. Para empezar observamos más construcciones que nos pueden dar idea de una creación más poblada, sin embargo, parece que cada uno va a lo suyo, cada escena es en sí misma un microcosmos separado de los demás excepto por el estilo. De hecho, hay tanta profusión en la imagen que uno no sabe hacia dónde mirar. Esta obra no está compuesta con un elemento que incline nuestra mirada y nos guíe por el óleo. Generalmente, para la composición de imágenes se usan la regla de los tercios, la profusión, el minimalismo, la fuerza de un motivo, las líneas y diagonales dinámicas, etcétera... De los elementos que puedo recalcar en esta imagen sobresalen la profusión y la línea del horizonte. Pero estas técnicas no son para resaltar un punto concreto de la tabla, simplemente hacen que la sección central del tríptico vaya en consonancia con la primera

Por otro lado, fijándonos más en los elementos por separado, podemos ver como las fuentes en los estanque también se multiplican, aunque  las esferas de la base, están deterioradas, no conservan su lozanía inicial. Por extensión también podemos advertir como en la mayoría de escenas abundan esferas rotas, deformes, agujereadas, agrietadas.

Las mismas esferas, fuentes de vida donde antes los animales bebían, ahora se convierten en motivo de recreo para el hombre, incluso para dar rienda a sus instintos. Los bienes de la tierra, ya no están para satisfacer las necesidades del ser humano, si no que están para su disfrute, véase frutas y el pescado en tierra tirado en la parte inferior del cuadro.

La imaginación al poder, es posible todo lo que uno puede imaginar. Además, todo sin orden ni concierto. Prueba de ello es la marabunta que se forma en forma de circunferencia en el centro del cuadro, todos montados sobre su animalidad mientras dan vueltas en torno a las mujeres del estanque. Una orgía emocional basada en los instintos y el placer de verse arte y parte de la creación, casi dueños. Y habla del mundo y la existencia supeditada al dictado de los seres humanos.

No voy a moralizar, tampoco es mi intención, de momento relatar lo que me parece el viaje por el cuadro, al final haré un pequeño corolario pero ahora vamos con la tercera parte de la obra, El infierno.

Ya la luz inicial se ha extinguido, estamos ante una escena muy oscura, muy lúgubre. El horizonte de las dos secciones anteriores se pierde en la oscuridad y un montón de construcciones. Continuamos con más profusión de objetos y personas si cabe que en la composición anterior pero no con pose jovial o de placer, sino más bien rendidos, derrotados, desesperados, abocados sin remisión a las calamidades que les aguarda el destino. Los cuerpos están clavado, retoridos cuarteados.

Desde la parte superior se puede apreciar como muchos hombres están agolpados en un puente corriendo y escapando del horror del gran incendio y cayendo los cuerpos al río. La ciudad parece destruida, los seres humanos acceden a los edificios con escaleras.

Vamos descendiendo por la pintura y vemos trozos de cuerpo sueltos y muchos elementos cortantes, flechas, cuchillos, lanzas... La humanidad seccionada. Y el gran hombre con forma de árbol, ahora es un tronco vacío. El ser humano instrumento al son de una música macabra.

Las más despreciables abominaciones posibles imaginadas por la mente humana.  Hombre con cabeza de pájaro que está tragando a un hombre el cual está a su vez excretando pájaros... y muchos detalles más...

Podría ahondar en más detalles, si os detenéis, también podréis apreciar más ítems. Pero intentaré acabar para dar mi visión de la obra y mis propias reflexiones.

A pesar de lo que se ha extrapolado de este cuadro, una historia del pecado, o si lo leemos al revés, un retorno a la inocencia original, creo que para mi supone el devenir del hombre. No podemos entender el principio del mal en el mundo, pero está presente como realidad concomitante en el paraíso. Podríamos admitir que la parte exterior del cuadro, donde no aparece el hombre podría haber sido lo más intacto y virginal de la creación, al mismo tiempo que necesitamos ver que el hombre en su libre albedrío es una voluntad ajena a la original de la creación.

El interés y voluntad de la humanidad a lo largo de la obra de El Bosco va tornándose más individual y heterogénea. A lo largo de la historia podemos constatar también esta tendencia a que las distintas voluntades han creado intereses contrapuestos (pugnas territoriales, conflictos bélicos, explotación, racismo, esclavitud, genocidios, expolios, tráfico de órganos y de personas, abusos en nombre de la ciencia, abusos en nombre del progreso, abusos en nombre de la religión, deterioro del medio ambiente...) y lo más sangrante es que no es para beneficio de todos.

¿Existe un paraíso hoy día? ¿Alguna vez ha existido en la historia de la humanidad? Un creyente dirá que no es posible para la humanidad alcanzar el paraíso por sí misma sin la presencia de Dios. Un no creyente no creerá que exista ninguna suerte de paraíso, o en su defecto, el paraíso sería por fin la unión de voluntades de la humanidad, y aún así no nos libraría de la presencia del mal. Tampoco un creyente se libra de la presencia del mal, recordemos que en la primera parte había una escena en la que un león devoraba a una gacela, es decir, miedo, sufrimiento, muerte.

¿Podemos aspirar al paraíso? no lo sé. Pienso que primero deberíamos definir lo que para cada quien sería el paraíso o el ideal a alcanzar, y... luego poner los medios que cada quien juzgue oportuno para llegar a él. Sin desaliento, con esperanza, porque el mal, los pobres, las enfermedades estarán siempre presentes.

Partiendo de esta idea, pensar que muchas de las promesas que nos hacen, no son del interés común, y que difícilmente saciarán las expectativas de todos. Parece que el comunismo, el liberalismo, el socialismo, el feminismo, la corrección política, tienen la receta para hacer un mundo mejor o el paraíso es cuanto menos engañoso, pues como mi tesis de la obra del Jardín de las delicias, es que la única verdad es la imposibilidad del paraíso obrado por el hombre.

Las tres etapas del lienzo representan nuestra vida en mayor o menor medida, nos vemos representados cómo género humano y... seguro que a tí, también te ha sugerido algo el viaje por este cuadro. Si quieres, puedes comentar. Esto es todo por mi parte.